En la actualidad el
planeta sufre una presión sin precedentes por la producción de bienes diversos.
Es necesario conocer el impacto de este proceso, para determinar la
responsabilidad ética, personal y profesional que cada individuo tiene como
ciudadano, de su país y del mundo.
No podemos mantener el
desarrollo sustentable por el tamaño de la población, el consumo por persona de bienes y energía y el
tipo de tecnologías que utilizamos para extraer las materias primas y recursos
necesarios para mantener el nivel de vida de los más de siete mil
millones de habitantes del orbe.
Por ejemplo, la demanda
de alimentos produce la pérdida de los ecosistemas y sus servicios. Para tener
campos de cultivo, se talan bosques. Esta degradación, aunada al consumo
creciente de combustibles fósiles, complican los problemas ambientales
globales.
Para comprender este
fenómeno, basta con referir que la taza con 250 mililitros de café que tomaste
en tu tienda preferida o preparaste en casa, implica el consumo de 136 litros de agua; la
camiseta de algodón que traes puesta, 970, y un automóvil, 150 mil
litros del preciado líquido.
Recuerda, si sumamos
nuestras acciones cotidianas con las de millones de personas por mantener a
nuestra Madre Tierra, podemos aportar al futuro de nuevas generaciones.
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